Monday, November 17, 2008

Correa: el presidente "sin correa"

Al parecer los gobiernos de izquierda de la región, empezando por el liderado por Chávez, pasando por el de Nicaragua y el ecuatoriano creen que las relaciones diplomáticos son como las familiares, o bien las amorosas. “Estoy de pelea contigo…no te quiero…saca a tu embajador”
Gústele o no al presidente del ecuador Rafael Correa, su país tiene una frontera de mas de 600 kilómetros con Colombia. Y es que, el país que limita con el norte del Ecuador es Colombia, no como repetidamente se ha escuchado decir a oficiales del gobierno Ecuatoriano según el cual:” Limitamos al norte con las FARC”.

Vamos por partes. Independiente de la ideología o simpatía política del gobierno electo en Ecuador, cualquier insinuación por parte de un oficial del gobierno según la cual las FARC ostentarían el poder sobre territorio alguno va en contravía de la obligación de todo Estado de no patrocinar de modo alguno a una organización terrorista según mandato de Naciones Unidas. Quizás el presidente Correa no ha entendido que las FARC no son sujeto de derecho internacional aunque su mentor Hugo Chávez se haya obstinado en probar lo contrario.

El gobierno presidido por Correa ha reiterado en repetidas ocasiones su malestar con la fumigación de cultivos ilícitos cerca de la frontera. Para Correa y sus colaboradores parece ser un misterio que el departamento del Putumayo, fronterizo con Ecuador tiene algunas de las principales zonas cocaleras de Colombia y consecuentemente, es uno de los mas afectados por las fumigaciones.

Las fumigaciones con glifosato son indeseables y costosas para el medio ambiente, pero hacen parte de los esfuerzos que el gobierno colombiano lleva a cabo contra el narcotráfico. Si las FARC son el poder de facto en la frontera con Ecuador, entonces no debería reclamarle el honorable gobierno ecuatoriano a las FARC dado que según su tesis es las FARC quien controla el territorio? Lo anterior se cae de su propio peso. De hecho los reclamos del Ecuador ha sido atendidos por el gobierno colombiano que de hecho accedió a no fumigar en la zona fronteriza como parte de los compromisos de la misión fronteriza binacional.

Si bien hay posiciones entendibles con respecto a los temas que afectan la frontera, la decisión de Correa de no renovar el tratado que autoriza la permanencia de la base americana en Manta solo sirve para obstaculizar la lucha antinarcóticos de la región. Pensar que la base americana es un elemento desestabilizador para el Ecuador, el país más volátil del hemisferio, es casi risible. Se trata más bien de un intento patético del gobernante de turno de expiar los problemas de su país en los Estados Unidos. Si acaso, la base americana provee información vital en la lucha contra las drogas, en lo que se refiere a vuelos ilícitos y la política de interdicción aérea.

Cuesta trabajo creer que Correa, cuyo su padre fue encarcelado por narcotráfico en Estados Unidos, no está de parte de los narcotraficantes que hacen presencia en la zona fronteriza con Ecuador y que ayudan al financiamiento de las FARC.

A raíz del operativo que resulto en la muerte de alias Raúl Reyes el pasado primero de marzo, el gobierno colombiano tuvo acceso a las memorias del computador del jefe guerrillero. El análisis de la información, el cual fue independientemente verificado por Interpol, da cuenta de una reunión entre el terrorista Reyes y el ministro de seguridad del Ecuador Gustavo Larrea en territorio ecuatoriano. La reunión, sirvió para afianzar un pacto de no agresión entre las FARC y el gobierno ecuatoriano. Las FARC se comprometían a no llevar a cabo atentados en Ecuador y el gobierno ecuatoriano se comprometió a permitir la presencia guerrillera. Para cumplir con el acuerdo, el gobierno de Correa removió de la zona a los comandantes militares que le eran hostiles a FARC de acuerdo a un listado proporcionado por Reyes.

El gobierno ecuatoriano ha negado hasta la saciedad la existencia de dicho pacto con las FARC. La versión oficial es que las FARC y otros grupos armados ilegales atraviesan la frontera clandestinamente debido a la falta de vigilancia por parte del ejército colombiano. De acuerdo con las declaraciones de la canciller ecuatoriana Salvador, Ecuador tiene 14 guarniciones militares en la frontera mientras que Colombia solo tiene dos. Si es cierto que existen 14 guarniciones militares del lado ecuatoriano entonces como es posible que no hayan sido ellos [los militares ecuatorianos] a dar con el campamento de Reyes? Mas aun, como es posible que habiendo tanta presencia militar ecuatoriana, frecuentemente paramilitares y guerrilleros atraviesen la frontera? Pero sobretodo, como es posible que el ejército ecuatoriano permitió el ataque al campamento de Reyes y la posterior obtención del cadáver por parte del personal colombiano sin reaccionar?

Si es cierto que Ecuador tiene 14 guarniciones militares a lo largo de la frontera entonces, a cada una le corresponde apenas una zona de unos 40kms de largo de lo cual se podria concluir o bien el ejército ecuatoriano es ; o patéticamente inepto o bien completamente corrupto. De cualquier manera presidente Correa: la responsabilidad de esto es una de carácter político en Quito y no en Bogotá.

Los discos duros del terrorista Reyes también evidenciaban una “donación” de las FARC a la campaña presidencial de Correa por US$100.000. Al igual que en toda donación ilegal, no hay un recibo contable de dicha transacción, pero su mención en los correos electrónicos de Reyes se debe tomar como acervo probatorio.

Sin embargo, la decisión más absurda del mandatario ecuatoriano es sin duda el cierre de su embajada en Colombia y la expulsión del embajador colombiano en Quito tras el incidente del primero de marzo. Correa tiene una interpretación de las relaciones internacionales bastante folclórica. No solo se obstina en concederle carácter político a las FARC sino que cree que las relaciones diplomáticas están reservadas para “países amigos”. Nada más lejos de la verdad. Las relaciones diplomáticas entre países se dan para ventilar asuntos que afectan a los países mas allá del plano domestico. Es precisamente con el fin de tratar temas espinosos que se mantienen las embajadas y sus representantes. Un ejemplo es como por intermedio de las embajadas, se manejo la crisis de los misiles entre el gobierno americano y el soviético en plena Guerra Fría. Solo Dios sabe que hubiera sucedido ante tal crisis si en vez de un sensato como Kennedy hubiese habido un desinformado como Correa en la Casa Blanca.

Una explicación al cierre de las embajadas se desprende del siguiente raciocinio: según Correa, tanto el Estado colombiano como las FARC están al mismo nivel. Si la “embajada de las FARC” en Ecuador (la presidida por Raúl Reyes) se cerró, entonces lo lógico es que también sea cerrada la de Bogotá en Quito y viceversa. Otra explicación quizás más plausible pero a la vez complementaria es que tal es el calibre del escándalo, que es preferible presentarse como la victima. La intención es plantearle al pueblo ecuatoriano que el gobierno colombiano agredió la soberanía del Ecuador. Y que por este hecho repúgnate, el gobierno ecuatoriano (ahora si muy sensible a su soberanía) toma la decisión ejecutiva de “castigar” a Colombia, cerrando su embajada. Valiente decisión, teniendo en cuenta que la violacion de la soberia se dio con el fin de darle un golpe contundente a un grupo armado ilegal. En el ataque no se afecto la infrastructura ecuatoriana ni a su poblacion. Lo unico dañado fue un pedacito de selva y los muertos con excepción de un delincuente ecuatoriano miembro de las FARC, fueron todos colombianos y mejicanos que ingresaron al Ecuador ilegalmente.

Ninguna version veraz o no, cambia la realidad de las cosas. Existe una frontera en común, un conflicto en buena parte aceitado por el narcotráfico que afecta ambos países, y una agenda comercial conjunta. Las embajadas son fundamentales, pero la existencia de las mismas no puede estar condicionada a un cambio de gobierno en nuestro país. En palabras de Correa: “las relaciones con Colombia no serán restablecidas hasta que haya un nuevo gobierno en Bogotá.”
Creo que en algo estoy de acuerdo con Correa; dadas las cosas, es mejor no tener relaciones binacionales.

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